Localidad: ORREAGA/RONCESVALLES (31650)
Zona: Los Pirineos
Web: www.roncesvalles.es
Estilo: Gótico
Siglos de construcción: XII
Teléfono: 948790480
Descripción
Entre los montes pirenaicos desdibujados por la niebla, la piedra da forma a la historia y a las leyendas a través de la Colegiata de Roncesvalles: enclave destacado del Camino de Santiago, albergue-hospital y, para la gran mayoría de peregrinos, punto de partida de la Ruta Jacobea hacia Santiago de Compostela.
Este pequeño rincón del norte de Navarra, marco en el que se desarrolló la legendaria Batalla de Roncesvalles, glosada en el poema medieval “La Chançon de Roland”, no se olvida fácilmente. La desbordante belleza de su entorno provoca que el visitante detenga sus pasos para sucumbir a su encanto.
El enclave pirenaico de Orreaga/Roncesvalles, al noroeste de Navarra y próximo a la frontera con Francia, constituye un hito en el Camino de Santiago y alberga uno de los mejores ejemplos del gótico francés en la Península: la Colegiata de Santa María. El descenso de Ibañeta, que proviene de Luzaide/Valcarlos, nos conduce hacia este antiguo albergue-hospital, construido a finales del siglo XII y principios del XIII para atender a los peregrinos jacobeos tras cruzar los Pirineos.
Historia
Orreaga/Roncesvalles fue siempre un lugar de paso. Por allí entraron a la Península los celtas y, más tarde, quienes utilizaban la vía romana que unía Burdeos y Astorga. En el año 778, el desfiladero de Valcarlos fue testigo de la Batalla de Roncesvalles, en la que la retaguardia del ejército de Carlomagno, mandada por Roldán y acompañada con lo más granado de la nobleza franca, fue derrotada por los vascones. Esta batalla recorrió toda Europa y dio lugar a la “Canción de Roldán” poema épico del siglo XII.
Otro hito de su historia tendría lugar en el siguiente siglo: en el año 813 se descubrió la tumba del apóstol Santiago en Galicia y, poco después, comenzaron las peregrinaciones a Compostela desde toda la cristiandad.
Una de las rutas jacobeas, que con el impulso de Sancho III el Mayor se convertiría en la más importante, atravesaba los Pirineos por Roncesvalles. Con el fin de atender a los peregrinos, en el siglo XII surgió un hospital-monasterio en el alto de Ibañeta.
Posteriormente y gracias al impulso del obispo de Pamplona y del rey Alfonso el Batallador, se construyó en el llano el albergue-hospital y la iglesia colegial de Roncesvalles.
Durante la Edad Media se levantaron nuevos edificios y la Colegiata alcanzó gran importancia debido a sus extensos dominios y al creciente número de peregrinos. A partir del siglo XVII, Roncesvalles vivió un retroceso paralelo al del Camino de Santiago, al tiempo que disminuyó su patrimonio. Ya en el siglo XX, tras eludir la desamortización, comenzó una lenta recuperación.
Durante los últimos años, la colegiata ha sido testigo del renacer de las peregrinaciones a Santiago y, en muchos casos, es elegida como punto de partida de la vía compostelana.
El arte en la Colegiata de Roncesvalles
En el conjunto arquitectónico que forma la Colegiata, sobresale la iglesia de Santa María, construida a finales del siglo XII y principios del XIII. Su traza responde al estilo gótico francés. Presenta una planta de tres naves, la central de doble anchura y cubierta con bóvedas de crucería. La cabecera es pentagonal y está iluminada por bellos ventanales góticos decorados con vidrieras modernas. En el lado izquierdo de la fachada se eleva una torre defensiva edificada en el siglo XIV.
El altar mayor del templo está presidido por la imagen de Santa María de Roncesvalles del siglo XIV, una bellísima talla gótica de madera revestida con plata y adornos dorados. Del lado de la epístola se accede al claustro, reconstruido en estilo cisterciense después de que el antiguo claustro gótico se derrumbara por la nieve en 1600.
Al claustro se abre la capilla de San Agustín, antigua sala capitular gótica de planta cuadrada. En su centro se puede contemplar el sepulcro del rey Sancho VII el Fuerte. La losa que lo cubre, de mediados del siglo XIII, es una estatua que refleja la imponente altura del monarca. La capilla está iluminada por la luz que filtra una vidriera de principios del siglo XX. Ilustra la victoria del rey contra los almohades en las Navas de Tolosa (1212), de donde se trajo las mazas y las cadenas que el monarca arrebató a Miramamolín y que puede contemplar en esta sala. Según la tradición, estas cadenas componen el escudo de Navarra.
Otro de los edificios de Orreaga/Roncesvalles, el más antiguo de todos, es la capilla del Santo Espíritu o Silo de Carlomagno del siglo XII, en el lugar donde según la leyenda habría clavado Roldán su espada, después de la derrota sufrida en la Batalla de Roncesvalles. Junto a ella se levanta la iglesia de Santiago o de los peregrinos, de estilo gótico primitivo. En su interior se guarda la campana de la antigua ermita de San Salvador de Ibañeta que servía para guiar a los peregrinos en los días de niebla.
El Museo-Biblioteca, que data de finales del siglo XIX, acoge en su primera planta el archivo y la biblioteca, abiertos sólo a especialistas. En ellos se contiene un rico fondo documental y más de 15.000 volúmenes. El museo, ubicado en la planta baja, guarda piezas de gran interés como el Ajedrez de Carlomagno, un relicario de plata dorada y esmaltada que según la leyenda perteneció al emperador franco. Junto a él se exponen otras piezas reseñables como un evangeliario de plata del siglo XII, obra cumbre de la orfebrería medieval navarra, o la llamada esmeralda de Miramamolín. Según la tradición, el rey Sancho VII el Fuerte arrebató esta joya al rey moro en la batalla de las Navas de Tolosa.
El conjunto arquitectónico de Orreaga-Roncesvalles se completa con la casa Itzandegia. Construida en estilo gótico incipiente, pudo concebirse como hospital o vivienda y, tras una laboriosa rehabilitación, fue convertida en albergue de peregrinos. Entre la capilla de Santiago y el centro Itzandegia, apreciará el Monumento a la Batalla de Roncesvalles con relieves que representan aquel enfrentamiento.