PAMPLONA CONTEMPORÁNEA: RUTA EXTRAMUROS
SIGLOS XIX Y XX
Tras unas arduas negociaciones con el ejército, el Ayuntamiento de Pamplona consiguió en 1888 autorización para realizar el primer ensanche de la ciudad, todavía dentro del recinto amurallado de Pamplona, pero en terrenos controlados por los militares. Esta ampliación de la zona edificable obligó a derribar los baluartes de San Antón y la Victoria, y el rebellín de Santa Teresa. Un paseo por la calle Padre Moret y las calles adyacentes permiten ver la arquitectura de fines del XIX que se desarrolló en ese momento. En la calle General Chinchilla número 10 se localiza el Gobierno Militar (1), construido en 1915 para servir de vivienda a los oficiales. El número 7 de la misma calle (2), que actualmente alberga a la Mancomunidad de Aguas, fue obra del arquitecto Ángel Goicoechea, que realizó una decoración geométrica en ladrillo de estilo neomudéjar. En la calle Navas de Tolosa número 7 se encuentra la Cámara de Comercio, obra de Florencio Ansoleaga (3). El estilo modernista está representado por dos edificios realizados por el arquitecto Manuel Martínez Ubago, el número 6 de la calle General Chinchilla (4),donde hoy se encuentra la delegación de Hacienda, y el número 7 de la calle José Alonso (5). El primero de los edificios citados tiene un portal decorado con una fluida decoración de yeserías de motivos vegetales.
José Alonso nº 7.
Donde antiguamente se levantaba el baluarte de San Antón, actualmente se encuentra el auditorio de Pamplona, conocido como “El Baluarte” (6). Esta moderna edificación es obra de los arquitectos Francisco Mangado, Alfonso Alzugaray y Juan Miguel Otxorena.
El paseo Sarasate (7) se define como tal en el siglo XIX, cuando se incorpora al trazado urbano con la construcción de diferentes edificios, a lo cual contribuyó la aprobación del primer ensanche de Pamplona. En él se encuentran una serie de estatuas, procedentes del Palacio Real de Madrid, que representan a monarcas navarros. Además en 1929 se colocó en el paseo una gran farola de hierro que se trasladó con posterioridad a la plaza del Vínculo, donde hoy todavía se puede contemplar (8). En 1903 se instaló en el paseo la estatua de los Fueros, costeada mediante suscripción popular, obra del arquitecto Manuel Martínez Ubago. En uno de sus extremos se encuentra el Parlamento de Navarra (9), obra del arquitecto Julián Arteaga. El edificio está rematado por las figuras recostadas que representan la Ley y la Justicia, ya que este edificio se construyó como Palacio de Justicia. El Banco de España (10), que también abre su fachada al paseo, se levantó en 1925.
Palacio de Navarra
Frente al Parlamento se encuentra el Palacio de Navarra (11), sede de la Diputación. La fachada del paseo Sarasate es obra del arquitecto José de Nagusia, y la labor escultórica, que se debe a Fructuoso Orduña, representa en las hornacinas del piso noble a Sancho el Mayor y Sancho el Fuerte, y en el remate del frontón al hombre de la ribera y al de la montaña sosteniendo las armas de Navarra. Poco después de la construcción del Palacio de Navarra, Florencio Ansoleaga levantó a su lado en 1896 el Archivo General de Navarra, en cuya fachada aparecen representados en diferentes tondos bustos de personajes ilustres de la historia de Navarra. En su agradable jardín se encuentra una de las tres sequoyas de Pamplona traída desde América.
En 1928 Pamplona dejó de considerarse “plaza fuerte”, por lo que pudo obtener permiso para crecer extramuros, derribando parte de las mismas, y construyendo lo que se conoce como segundo ensanche. El plan urbanístico se debe a Serapio Esparza, que proyectó un trazado en damero de calles que se cortaban por una diagonal, como en Barcelona, que en el caso de Pamplona corresponde a la calle Baja Navarra (12). Al abrirse este segundo ensanche de la ciudad, se levantó la fachada del Palacio de Navarra que mira a la Avenida de Carlos III entre 1932-34, obra de los hermanos Yárnoz Larrosa, que también levantaron el edificio contiguo, hoy sede de la Hacienda Foral (13). Frente a estos edificios se sitúa el Teatro Gayarre (14), cuya fachada, realizada en 1839 por José Nagusia, cerraba la plaza del Castillo. Al abrirse la avenida de Carlos III el teatro se trasladó a su ubicación actual, manteniendo su antigua fachada.
Uno de los principales arquitectos que trabaja en Pamplona es Víctor Eusa (1894-1979). Una muestra de sus obras la podemos contemplar en la confluencia de la avenida de Roncesvalles, la de San Ignacio y la calle Bergamín (15). Allí encontramos, en el número 22 de San Ignacio la “casa Uranga” (1922), edificio realizado siguiendo pautas regionalistas, al igual que en el número 1 de la calle Bergamín (1924). En “La Vasco Navarra” (1924), en el número 1 de San Ignacio, se mezcla el academicismo con la influencia de la arquitectura vienesa de principios de siglo. En el edificio de “La Aurora” (1950), se muestra la evolución de la obra de Eusa, que tras la guerra civil abandona las influencias expresionistas y de la escuela vienesa y se vuelve más académico. Podemos contemplar la obra de Eusa también en la plaza Príncipe de Viana 3 (16), en la calle Fernández Arenas 4 (17), en la calle Sangüesa 26, donde levanta en 1955 el colegio de los hermanos Maristas (18), en el Seminario de San Miguel (1936) (19), en la Casa de Misericordia (20), en el colegio Calasanz (1926) (21), en el parque de la Media Luna o en el Monumento a los Caídos, entre otros.
Casa Uranga.
Si recorremos la avenida de San Ignacio, llegamos hasta la plaza Príncipe de Viana, donde podemos tomar la calle Sangüesa hasta llegar a la plaza de la Cruz. En el centro se encuentra una cruz de hierro forjado obra de Constantino Manzana (1932). En esta plaza encontramos la parroquia de San Miguel (22), en cuyo proyecto colaboró también en el año 1950 Víctor Eusa. Esta iglesia se levantó para albergar el retablo de la catedral de Pamplona, y merece la pena la visita para poder contemplar esta obra, fechada en 1597 y que basa sus trazas en el retablo de El Escorial. La cúpula se halla decorada con frescos del valenciano Ramón Stolz Viciano, que también pintó la cúpula del Monumento a los Caídos.
Por la calle San Fermín llegamos de nuevo a la avenida de Carlos III, que recientemente ha transformado en peatonal su último tramo. A la izquierda queda el Mercado Nuevo (23), construido en 1947 para abastecer al segundo ensanche, y frente a nosotros se encuentra la plaza de Conde Rodezno (24), construida entre 1942 y 1960 con una gran severidad clasicista, para formar conjunto con el Monumento a los Caídos (1940), que preside el espacio y cierra la perspectiva de Carlos III. El templo funerario y su entorno se deben al proyecto de Víctor Eusa, cuando el estilo del arquitecto a abrazado plenamente el academicismo. Hoy el Monumento a los Caídos se destina a sala de exposiciones de arte de Vanguardia. Para introducirnos en la plaza, ante el estanque rectangular que divide en dos el espacio, se sitúa una de las esculturas de Jorge Oteiza que decoran Pamplona.
Entre 1927 y 1934 se ensayó en Pamplona e proyecto de ciudad-jardín en la colonia de Argaray (25), donde se levantaron una serie de chalets unifamiliares siguiendo el ejemplo de la colonia de Viso del Marqués de Madrid.
A partir de los años 50 se abren en Pamplona nuevos barrios, como el de San Juan (26), contemplado como un tercer ensanche. En los años setenta se construye en los barrios de Iturrama (27) y Ermitagaña (28), y se consolidan los de San Jorge y Echavacoiz. La ciudad se moderniza, mejorando sus comunicaciones, y en 1973 el aeropuerto de Noáin se abre a los vuelos regulares. En 1980 Pamplona y Yamaguchi firman su hermanamiento, inaugurándose para celebrarlo un parque japonés (29) con el mismo nombre en 1997. En este mismo espacio se construye en 1993 el Planetario de Pamplona. A la modernización de la ciudad contribuye también la aparición de sus universidades. En 1952 se había fundado la Universidad de Navarra, y en 1987 abre sus puertas la Universidad Pública de Navarra que, junto con otras instituciones como el Planetario, el nuevo Archivo y Biblioteca o el Auditorio, se suman para ofrecer a la ciudadanía una activa vida cultural.